12 motivos saludables para beber vino.
Un estudio de la
Universidad de Tufts en Boston (EE.UU.) con más de 2.400 participantes,
demostró que las mujeres que beben vino tienen menos posibilidades de perder
masa ósea que las mujeres que no beben, debido al efecto positivo sobre la
densidad mineral ósea, tanto en el caso del vino como de la cerveza.
Un estudio de la
Universidad de Harvard (EEUU.) determinó con claridad que aquellas personas que
consumen vino en dosis moderadas tienen un 30% menos de probabilidades de
sufrir un ataque cardíaco.
Tanto el vino tinto
como el vino blanco tienen propiedades antibacterianas. Así lo demostró el
estudio llevado a cabo por el experto Martin E. Weisse de la West Virginia
University (EE.UU.), que muestra que el vino tiene la capacidad de reducir
las bacterias de los alimentos, protegiendo así al cuerpo humano.
El vino tinto puede
detener el crecimiento de los vasos sanguíneos fuera de control en el ojo
(angiogénesis) que causa la ceguera, según un estudio de un equipo de
investigadores de la Escuela Universitaria de Medicina de Washington en St.
Louis (EE.UU.) y publicado en la revista American Journal of Pathology. De
nuevo es el resveratrol, el compuesto que puede encontrarse en el vino, el
que protege la visión.
Un equipo de
científicos formado por varias universidades españolas concluyó que beber vino
puede reducir el riesgo de depresión. El experimento se realizó con 2,683
hombres y 2,822 mujeres de entre 55 y 80 años durante un período de siete años.
Hallaron que, en ambos sexos, si bebían entre 6 o 7 vasos de vino por semana
eran menos propensos a ser diagnosticados de depresión incluso teniendo en
cuenta los factores de estilo de vida.
Diversos estudios han
demostrado que una copa de vino tinto al día (que no el blanco cuya eficacia es
menor), disminuye la concentración de placas aterogénicas en las arterias
y aumenta los niveles de HDL o colesterol bueno, lo que mejora la salud
cardiovascular.
Los derivados del vino
y de la uva pueden ayudar a reducir los efectos dañinos de los rayos UV
(ultravioleta) según un artículo de la Universidad de Barcelona (España) y
publicado en la revista The Journal of Agricultural Food and Chemistry. En el
estudio se explica que los flavonoides del vino y las uvas inhiben la
formación de especies reactivas de oxígeno (ROS) que dañan las células de
la piel.
Científicos de la
Universidad de Leicester (Reino Unido), explicaron en la 2ª Conferencia
Científica Internacional sobre el resveratrol y la salud que, el consumo
moderado de vino tinto de forma regular puede reducir la tasa de tumores
intestinales en aproximadamente un 50%.
Un equipo de
científicos de la Universidad de Loyola Medical Center (EE.UU.) encontró que el
consumo moderado de vino tinto puede reducir el riesgo de desarrollar demencia.
En su estudio analizaron los datos de trabajos académicos sobre el vino tinto
desde 1977 hasta la actualidad. Los estudios mostraron un riesgo
significativamente menor de demencia entre los bebedores regulares y moderados
de vino tinto en 14 países diferentes. Y es que el resveratrol reduce la
viscosidad de las plaquetas de la sangre, lo que ayuda a mantener los vasos
sanguíneos abiertos y flexibles (sin coágulos), lo que a su vez ayuda a
mantener un buen suministro de sangre en el cerebro. El estudio fue publicado
en la revista The Journal of Neuropsychiatric Disease and Treatment.
El vino aporta
minerales como: litio (equilibrando el sistema nervioso), magnesio (reduce el
estrés), zinc (mejora las defensas inmunitarias), potasio y calcio (equilibrio
iónico y eléctrico).
Consumir una copa de
vino al día nos ayuda a retrasar el proceso del envejecimiento debido a sus
propiedades vasodilatadoras que combaten algunas enfermedades originadas
por la oxidación de las células. También es recomendado para la memoria.
Beber cualquier tipo
de bebida alcohólica aumenta el riesgo de cáncer de mama. Sin embargo, el
consumo de vino tinto tiene el efecto contrario, según concluyó un estudio del
Cedars-Sinai Medical Center en Los Angeles (EE.UU) y que recogió la revista
Journal of Women's Health. El motivo es que los productos químicos en la piel y
semillas de las uvas rojas reducen los niveles de estrógeno y aumentan los
niveles de testosterona en las mujeres premenopáusicas, lo que se traduce
en un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama.
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