miércoles, 16 de junio de 2021

Influencia de la ubicación del olivar en la composición de aceites de oliva vírgenes: caso de Cornicabra y Manzanilla Cacereña en la comarca de Villuercas Ibores Jara

Por Gourmentia   Publicado a las   12:40   Comentarios

 La composición de los aceites de oliva vírgenes está determinada principalmente

por la variedad del olivo (Tous et al., 2005), la cual explicaría la variabilidad de su

composición de ácido oleico en un 80% y hasta en un 73% el contenido en

palmitoleico; en cambio el contenido de fenoles la variedad explicaría el 63% de la

variabilidad y en el frutado el 54%.

Gracias a estas pequeñas variaciones se pueden obtener diferencias singulares y

características intrínsecas en los aceites de oliva vírgenes extra en diferentes

zonas, incluso con variedades 'iguales' genéticamente a las de otras comarcas.

Este sería el caso de los aceites de la comarca de Villuerca Ibores Jara, zona que

tradicionalmente no ha sido gran productora de aceites de oliva y que se ha

centrado más enfocado hacia el autoconsumo y comercio de cercanía. En esta

comarca se elaboran interesantes Aceites de Oliva Vírgenes Extra (AOVEs) con

matices que les diferenciarían de los producidos en otras zonas en las que las

mismas variedades se emplean para obtener también otros muy buenos AOVEs.

Estudios previos realizados en CTAEX del material genético de las principales

variedades cultivadas en Extremadura, muestreando las zonas de producción

principales y más tradicionales, ya mostraron que los olivos Manzanilla Cacereña

en los Ibores se “desmarcaban” genéticamente en el dendograma de las otras

comarcas cacereñas e incluso de los olivos Manzanilla Cacereña en las Vegas altas

del Guadiana y más limítrofes. Igual ocurría con los olivos Cornicabra muestreados.

Tanto el material genético como las condiciones edafoclimáticas y orográficas

influirán en la composición de los aceites, tanto sobre su perfil de ácidos grasos, así

como la de compuestos de interés nutricional y sensorial. Ello es importante tanto

para la estabilidad oxidativa de los aceites de oliva (vida comercial) como por sus

propiedades hedónicas (color, aromas), sobre todo en un mercado en el que existe

un amplio rango de valores legislados y de flavores que ofrecer al consumidor.

Los aceites de oliva se caracterizan por un alto contenido en ácido oleico (18:1),

ácido graso que le otorga muchas de las propiedades para ser “la mejor grasa

nutricional que existe”. No obstante, la legislación marca un límite de Oleico entre el

55% y el 83%. Un alto contenido en oleico en los aceites de oliva es deseable por

dotar de mayores propiedades saludables, a la vez que otorgaría una mayor

estabilidad oxidativa y vida comercial. El factor genético es la principal causa que

justifica la amplitud del rango de valores (Tous et al., 2005), aunque el factor

edafoclimático también es muy determinante sobre todo en las zonas lejanas a la

cuenca mediterránea (Rondanini et al., 2011; García-Inza et al., 2014; Cantani y

Ceccarelli, 2018; Jukic-Spika et al., 2021).












Similar ocurriría con los componentes menores en los aceites de oliva, que, aunque

representen menos del 2% de su composición, otorgan las propiedades de sabor,

color, aroma, propiedades antioxidantes, propiedades nutricionales, etc. Entre ello

se destacarían los compuestos fenólicos derivados de la Oleuropeína y del

Ligustrósido, los cuales, además de estar relacionados con los atributos positivos

amargo y picante, poseen propiedades antioxidantes y nutricionales (Cantani y

Ceccarelli, 2018; Jukic-Spika et al., 2021).

Las variedades principales cultivadas en la comarca Villuercas Ibores Jara son dos,

Cornicabra y Manzanilla Cacereña. No obstante, en los últimos 25 años, y en pro de

una mayor competitividad, se ha apostado por la introducción de variedad como la

Picual y Arbequina. La primera se ha adaptado muy bien a los suelos pobres y

climatología para marcos de plantación tradicional e intensivo. En cuanto a la

variedad Arbequina, se ha introducido principalmente en marcos superintensivos en

las escasas zonas donde este sistema de cultivo es posible, principalmente en las

rañas de las Villuercas y la Jara.

Los olivos en esta comarca, de forma muy general, son viejos (>50 años),

plantados en un marco amplio (9x10) en parcelas que predominantemente son

menores de 2 ha. En las Villuercas la estructura de la explotación inferior a 1 ha

supone el 81% de la superficie del olivar, y en los Ibores el 75,5%. De acuerdo a

Martín-Durán (2005) el olivar se caracteriza por poseer unos 110-120 olivos/ha; sin

embargo, Llerena et al. (2009) indican que en las localidades de Cañamero y

Logrosán, centro de las Villuercas, se declara aproximadamente 123,32 olivos/ha

mientras que, en la comarca de Castañar de Ibor, principal localidad productiva de

los Ibores, se declara una media de 76,95 olivos/ha.

Centrándonos en cada una de las principales variedades, los olivos de Manzanilla

Cacereña son dominantes preferentemente en las Villuercas, aunque también

poseen una alta presencia en los Ibores y Jara. Esta variedad poca productiva y

con marcada vecería, en los que cuya productividad alterna campañas con 18 kg de

aceituna/olivo hasta 24 kg aceituna/olivo. Además, su rendimiento industrial es bajo,

siendo, de acuerdo con estudios previos, de 14,6% de media en las Villuercas. Por

otro lado, los olivos Cornicabra, denominada localmente Corniche o Cornezuelo,

suelen presentar una producción media y vecera, que puede producir entre 20-30

kg/olivo. Esta variedad predomina en la zona de los Ibores y Jara, ofreciendo un

rendimiento industrial medio de 20,4%. Los olivos de Picual, ya presentes en la

comarca desde hace más de 25 años, poseen un porte menos voluminoso que los

cultivados en otras zonas olivares, influenciado por las características orográficas;

su producción es menos vecera que los olivos Cornicabra, con cargas constantes

entre 18-25 kg/olivo y un rendimiento industrial del 18%.

Materiales y métodos

Las muestras monovarietales se obtuvieron de olivos de las variedades Manzanilla

Cacereña procedente de las localidades Cacereñas de Alcántara, Cadalso,

Caminomorisco, Logrosán y Nalvalvillar de Ibor, y de la localidad pacense de

Navalvillar de Pela. Las muestras monovarietales de Cornicabra se obtuvieron de

Majadas de Tiétar y Navalvillar de Ibor, ambas en Cáceres, y Navalvillar de Pela en

Badajoz. Las extracciones de los aceites se realizaron mediante sistema Abencor

de acuerdo a Montaño (2016).

Para el estudio de 2014-15 se tomaron 11 muestras directamente de los depósitos

de las almazaras muestreadas en el proyecto a lo largo de la campaña (6 de Las

Villuercas, 3 de Los Ibores y 2 de Jara), obtenidos a partir de las aceitunas

molturadas en la almazara y elaboradas en condiciones “reales” a escala industrial.

Se analizaron los parámetros de calidad fisicoquímica, sensorial y composición de

ácidos grasos de acuerdo con el Reglamento 2568/91. La metodología de análisis

de fenoles se describe detalladamente en Montaño (2016).

Todos los análisis estadísticos fueron realizados utilizando software SPSS versión

19.0 para Windows. Las diferencias entre los grupos de datos fueron evaluadas

utilizando un ANOVA de una vía (test de rango múltiple de Duncan; diferencia

significativa cuando p<0,05).




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